Tratamiento
El tratamiento estándar sigue siendo la cirugía. Si la cirugía permite extirpar todo el ganglio linfático la curación es prácticamente definitiva. El riesgo de recaída puede ser mayor cuando se presenta una variante con fiebre o signos de inflamación.
A veces la cirugía no es una opción o puede ser arriesgada, especialmente cuando el ganglio está situado en un lugar complejo. En este caso se puede considerar la reducción del tamaño del ganglio. Existen varias alternativas de tratamiento, aunque sus resultados pueden ser inciertos y variables (consulte la sección «Tratamientos»):
- Corticosteroides
- Rituximab
- Siltuximab o tocilizumab
- Ciclofosfamida
- La embolización, es decir, la oclusión del vaso que irriga el ganglio linfático mediante una sonda introducida por un radiólogo especializado, puede realizarse antes de la cirugía para facilitarla o como único tratamiento si la cirugía no es factible.
- La radioterapia es también otra opción. Los resultados son buenos, pero es necesario evaluar el potencial de riesgo a largo plazo según la edad, la localización y el área de radiación.
- En el caso de una lesión estable y asintomática, también es posible llevar a cabo sencillamente un seguimiento estrecho con controles regulares.
Evolución
En general, el pronóstico es excelente y no afecta a la esperanza de vida.